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Sí va, plomo. Plomo merengue: este es el merengue sin letra, a rin pelao, rin de plomo, ¡dale pues! ¡El plomo me nutre! Gasolina sin plomo, pueblo sin plomo, el plomo del pueblo, la plomada del poder, el centro de la conquista, el centro de Caracas, la plaza de La Concordia con sus monjas blancas como el plomo y los pintores calientes como el plomo y los niños que corren como un plomazo. El plomo en los pulmones del Bravo Pueblo que el yugo lanzó. ¿Con qué disparan? ¿Con billete o plomo?
Para la patria sin un plomazo, para el plomo parejo, libre y revolucionario aquí llegamos con P.L.O.Mo, revista que se propone pensar una Caracas socialista, comunera revolucionaria de l@s y para l@s jóvenes. Estudiantes, liceístas y universitari@s, trabajador@s informales, padres y madres adolescentes, artistas callejer@s, bailarinas y bailarines, grafiter@s, raper@s, musiquines, zanquer@s, patineter@s, roquerit@s y emos, malabaristas de semáforo, cuentacuentos y bien cuidaos, es decir a toda la prole urbana.
La idea es plantearse el reto desde la siguiente perspectiva: en esta sociedad donde el modo de producir
condiciona el de vivir, se confrontan valores gringófilos, aculturizantes, portavoces del way of life de la globalización neoliberal, representados aquí en nuestra Caracas por un grupo de la sociedad civil con pintas de sifrinaje mayamero, conformista y aterrada ante el cambio, que se satisfacen entregándolo todo (nunca lo trabajaron) sin ideales, diluida y con ganas facistoides.
Entonces desde el mismo plomo que llovió en puente Llaguno en el 2002, la gasolina con plomo que ardió desde Guarenas en el 89 y las ganas de no callarse nunca, ni ante una tonelada de plomo, ni ante un sistema de valores que representa también el bandidaje. Los responsables de toda esta mierda histórica que desde siempre busca imponerse por las malas. Veamos ahora con claridad la configuración del enemigo y el proyecto posible que nos corresponde construir en esta ciudad, en este país, en este momento de la historia.
Expropiemos pues, la historia de manos de unos propietarios calcinados, el proceso necesita de empujones
definitivos, de mayor participación y grandes definiciones; buscamos hacer de P.L.O.Mo una publicación
de carácter propositivo, popular y múltiple en su realización (y hecha por juventud militante).
Ahora que cumplimos con el bicentenario de nuestro ciclo republicano, de una emancipación secuestrada por los propietarios y comerciantes blancos, doscientos años atrás, la libertad ganada a punta de pluma y espada hombres a caballo sin celular en la mano pero con un mapa en la cabeza, creando la sorpresa de la nada para jugarse el todo por el todo, para liberar un continente completo y devolvérselo a la gente, y aquí doscientos años después, con la moto parada de Dolores a puente Soublette, con ganas de escupirle a las estrellas de silicón, preguntando bien arrecho por qué lo que ponen en la pantalla son comiquitas, que dónde está el infiltrado que el pueblo puso en Miraflores, que si creen que estamos jugando carritos: ahí con la moto encendida y el casco en el codo, con la bomba en la cabeza, con el plomo en la sangre, te preguntas: cómo se muere eso de la libertad, cómo se vive eso de la libertad. Libertad a todo tren, libertad de volar en un cable sobre la montaña.
Libertad de equivocarse y volver a inventar y volver a errar y volver a liberarse, abajo cadenas, abajo la paja, abajo está la ciudad, y se pierde en su maraña, abajo hay un poco de gente tragándose el plomo, dándose la libertad, liberando su pedacito de patria, patria libre o morir.
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