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Contra el miedo, nuestro propio medio

Conversa con Todo Piola 

Colectivo de cultura marginal
 http://www.revistatodopiola.com.ar/


 “No hacemos alarde de vivir en la pobreza, ni nos pegamos cartel de marginados. Hacemos cultura marginal, que es algo muy distinto”.
Palabras del colectivo Todo piola?, un grupo de chamos que viven en villas o barrios bonaerenses, y que se cansaron de ser las cifras que salen por la T.V. para asustar a la gente rica o con miedo de no serlo nunca. Se cansaron de ser las víctimas del sistema capitalista que todo militante de izquierda debe ayudar a ver la “luz revolucionaria”. Se cansaron de ser un modelo de identidad auténtica, un supuesto imaginario de pobreza orgullosa, recuperada o desafiante.  Se cansaron de trabajadores sociales, policías, periodistas, militantes y psiquiatras. Se cansaron de ser lo que los demás quieren que sean o dejen de ser. Y así, bien hartos de moralidades a diestras y siniestras, se lanzaron una revista que ya lleva 14 números, en una de ponerse a escribir, diseñar, editar, imprimir, grabar, pintar y sobretodo preguntar: ¿está todo piola? (Piola: fino, de pinga, chevre, carteluo, etc.; bien pues, ¿está todo bien?).
Esto está pasando en Buenos Aires, Argentina, desde una casona recuperada y habitada por diversos colectivos culturales: la Casona de Flores (http://casonadeflores.blogspot.com/), donde los panas se reúnen para armar cada número, cada presentación y editar videos, además de conversar con los asomados que nos aparecemos a preguntar ¿todo piola? La conversa fue con César González, alias Camilo Blajaquis y con Mario Santucho, el de nombre que parece seudónimo pero no lo es.
Todo piola? no nace en la casona ocupada, nace en la cárcel, durante los cinco años que estuvo encerrado César siendo un menor, y donde un paisaje de requisas y psicólogos demostraron que de piola allí, ni el sueño. César cuenta: “La revista nació cuando yo empecé a despertar, cuando estaba preso, no fue desde el primer día que entré a la cana, fue a partir de varias experiencias. Llevaba ya casi dos años de tumba, y bueno, surge a partir de que yo estaba empezando a leer, a escribir, a descubrir, a entender por qué había terminado allá dentro,  por qué nos matábamos entre nosotros, y todos los porqués que se te puedan ocurrir. Conocí a Patricio Montesano, él daba talleres literarios en la cárcel y cada vez que venía empezábamos a hablar y a materializar todo eso nuevo que me estaba pasando. Entonces le propuse hacer una revista porque me gustaba escribir. Él tenía un amigo diseñador que la podía hacer y ahí estuvo”.
Todo Piola? arranca en el año 2007, César tenía 18 años. A punta de fotocopias y ganas sacaron cuatro números que distribuían afuera de la cárcel. Adentro era clandestina, pura subversión. Dice César que si la cana pillaba la revista “lo único que iba a garantizar era que me rompieran los huesos”. Y continúa: “le gustó a los pibes, siempre sintieron como una unión, que la revista no los representaba, sino que más bien reflejaba lo que les pasaba, no me gusta es idea de representar a nadie. Empezamos a juntar textos míos y de amigos, algunas fotos, solo faltaba el nombre. Para el nombre busqué algo no que representara sino que directamente se relacionara e identificara al lugar donde estaba naciendo Todo Piola?, por eso el título es una pregunta, es algo que querés preguntarle a la sociedad, al sistema, a la gente y a nosotros mismos: si realmente las cosas están todo piola. Es claramente un término popular, un término usado en el habla del barrio, que reemplaza el todo bien por el todo piola y así quedó, preguntando. Siempre estuve claro que tenía que ser con signo de pregunta porque era para mi el estado en el que me encontraba en ese momento: muchas preguntas”.
César sale de la cárcel y a la revista se suman otros chamos con ganas de decirse y construir un espacio propio. Conoce a Mario Santucho, a Martin “Rata” Vega y a más pibes que se animan a escribir. Vendiendo la revista de facultad en facultad, algunos estudiantes desprevenidos aportan la plata para seguir con el número cinco, ya con menos barrotes y vigilantes al asecho, aunque siempre desde lo marginal como autoproclama habitada, nada de complacencias. Si a algo le huyen los panas de Todo piola? es a parecerse al idealizado pibe chorro o malandro que se recuperó al volverse poeta y salió de abajo.
En Todo piola? escriben pibes de la villa Carlos Gardel y de otras villas y barrios, en una especie de “conexión barrial” que les permite conocerse entre si. También escriben chamos desde la cárcel y todo aquel que quiera acercarse aunque no sea de la villa. Dice César: “lo interesante no es que publicamos un texto de un pibe que viene de la villa por el simple hecho de que vive en la villa, les aclaramos que no nos interesa el lenguaje moral, no nos interesa el lenguaje de la culpa, que no tengan ese discurso de que en la villa somos todos trabajadores, no loco, en la villa pasan un montón de cosas, siempre que hay una cámara, pasa que uno como que quiere lavar el nombre del barrio, y decimos: acá somos todos trabajadores, si loco, pero están los guachos que salen a robar todo los días, están los pibes que mueren, los que trabajan en una fábrica alienante, y de eso, de eso también escriben los pibes”.
¿Entonces la escritura puede volverse un arma de resistencia?
“Si, porque por más que el texto pueda ser duro, pueda relatar un montón de cosas terribles, es preferible escribir que estar al filo de la muerte, del plomo. La verdad es que nosotros tampoco es que hacemos un laburo (trabajo) pedagógico con los pibes, lo que les decimos es que si quieren escribir tienen un espacio, después nos cuesta hacer una acompañamiento, bajarles una línea, hay un montón de gente con unos quilombos bárbaros (problemas jodidos) y en el único momento en que nos enteramos de eso es cuando nos pasan el texto. Con los textos lo que buscamos es que cada uno tenga una antimoralidad evidente, que incomode lo que se escriba y haga pensar, que ponga en duda todo, que violente la realidad”.
¿Todo piola? cómo concibe la acción política? ¿Hay alianzas con otros colectivos o movimientos sociales?
(Aquí habla Mario Santucho despuntando con César.  Para entrarle mejor a la conversa hay que detenerse un pelo a recordar que en Argentina, para el año 2001, ocurre una insurrección popular o estallido que llevó  a multitudes de personas a la calle a protestar en contra de las mediadas económicas neoliberales que estaban arrojando desde el gobierno y los bancos, las mismas medidas que nos lanzaron a los venezolanos en 1989 y resultaron en el sacudón o Caracazo).
Mario: Para mi Todo piola? es como una especie de tipo de colectivo que está en un ciclo posterior al momento de los movimientos sociales. Todo el siglo XX estuvo armado por un ciclo de organizaciones populares, sindicales, políticas, revolucionarias, luego  hubo un corte con eso acá en Argentina en el 2001, cuando surgen las organizaciones y movimientos sociales, los movimientos de desocupados, asambleas, etc. Para mi ese ciclo también ya está cumplido. En cierta medida triunfó, es paradójico, por un lado no logró lo que quería: el “que se vayan todos” (frase popular emblema del estallido del 2001), y por otro lado fueron reconocidos por el Estado. El Estado se organizó de alguna manera alrededor de las demandas de algunos de estos movimientos, entonces surgen otro tipo de problemas, otro tipo de injusticias, que no son las que los movimientos sociales lograron nombrar y poner en primer plano para militar por ellas.
César: Es una nueva concepción en todo caso de hacer política. Nosotros no tenemos banderas. Ponele, viene una organización social y no entiende y espeta: “¿che pero cómo es que ustedes no laburan y no se organizan?”, y decimos, si laburamos, pero no tenemos una rutina o un programa determinado.
Mario: Si uno piensa en los pibes en los barrios o los pibes que andan en la calle, o los pibes que están en cana, no entiende que son una “organización” de pibes, los pibes en general son pibes que andan muy por la suya, muy en una situación de fuerte precariedad, hoy pueden estar y mañana no.
César: En el número 9, tiramos todo el asador de lo que intentamos hacer como política: Violentar lo establecido. Nada de parámetros que hay que cumplir. Nosotros queremos nuevos parámetros, nuevas maneras de entender la política, nuevas maneras de hacerla, nuevas maneras de pensarla. No tenemos una respuesta concreta, no vamos al muchacho y le decimos: mirá pibe la cosa es por acá. En tal caso, le decimos la cosa está por acá en el sentido del arte: si se la pasan escribiendo y produciendo se van ahorrar volver a la cárcel. No es una bajada de línea moral.  Siempre nos vamos encontrando con pibes que escriben textos excelentes, profundos, pero la verdad es que a la mayoría no les interesa o les cuesta un montón mantenerse en una organización.
Hasta aquí debo confesar que me sorprendió la conversa, se puso intensa y sincera. Recordé una frase que leí en algún editorial de Todo piola?, donde dicen que reivindican la creatividad por sobre la identidad, ¿cómo es eso?
César: Claro, la identidad es una mentira decíamos. Apostamos a lo creativo. Decíamos en el último editorial, que aunque quizá en Argentina, y tal vez en Venezuela haya un caso parecido,  en cuanto a la garantía del Estado de derecho, nosotros no podemos creer en el Estado de derecho, porque ya sabemos que el Estado está contaminado desde su concepción. De todas formas, es claro que nosotros llegamos a ser lo que somos después de todo lo que pasó en el 2001, si o si, causa y efecto. Todo Piola? es reheterogéneo, pero hay ciertas cosas que están muy claras: la horizontalidad, y sobretodo pensar que somos un colectivo de singularidades, lo que no quiere decir que cada uno es egoísta, pero tampoco quiere decir que uno se le mete a la cabeza a otro y lo hace obedecerle o viceversa.
Mario: Una idea fuerte es la singularidad. No hay posibilidad de activación, o de politización si querés, si no hay singularidad afirmada. Es difícil hacer política cuando hay tanta fuerza de lo singular. ¿Por qué? para mi la idea de política siempre suponía un proyecto de sociedad, un proyecto a implementar, eso ya entró en crisis hace bastante, no en todos lados, muchas fuerzas políticas de izquierda hoy lo plantean, pero yo creo que los movimientos sociales hicieron entrar en crisis esa idea.  Sin un proyecto acabado de sociedad, los movimientos sociales hacen política con la idea de una organización colectiva fuerte, donde la cuestión de lo colectivo está en primer lugar. Pero en los movimientos sociales no hay tanta fuerza de lo singular, y para nosotros la singularidad está en primer plano. La singularidad desarma las identidades a partir de la creatividad en movimiento.
A ver si entiendo, ni Estado ni Movimiento social: singularidades creativas en movimiento constante hacia lo no determinado. No suena mal, pero en concreto, lo que más piola suena es el espacio que la revista significa para los chamos, para los que nunca han tenido la palabra sino como lastre perseguidor desde los medios de siempre. Palabra sonando desde la letra impresa, esa que se usa para estampar leyes y normas, ahora encarnada en otra movida, de alto debate y singularidades sin esposas. Dice César, y ya la cosa da para no quitarles más tiempo: “Está buenísimo ser dueño de su propio medio, que no tengas ni que comerte la bajada editorial de nadie, que vos escribas lo que querés porque es tu medio de expresión y no hay que responderle a nadie”.
En el editorial del número 9, el que los pibes dedican a  pensar la política, pican alante y dicen:
“Presentamos evidencias concretas de que hay una realidad oculta por la lógica de un sistema geométrico que atrapa y manipula desde la panza hasta los sueños de la gente. Advertimos que ese sistema es tan monstruoso y tan gigante que de un solo pisotón puede aplastar al Estado de derecho actual, o al gobierno de turno. A partir de esta revelación construimos colectivamente y en conjunto, diseñamos entre todos las armas para la batalla cotidiana contra la Facking Babylon. Sabemos que un poema la hiere más que una bomba. Que un dibujo y un ensayo la hacen retroceder temblando. Que filmar cosas piolas, pensar cosas piolas, escribir cosas piolas le hacen más daño que un robo o un homicidio.”
Dicho y escrito: nada piola está dado, el llamado es a hacerlo por nuestra propia cuenta. Activar otra forma de decirse para dejar de ser mediados, para ser voz directa desde abajo y sin laterales. Si va.

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